Ya os contaba hace unos días en mi post «Dicen que los niños son como esponjas» lo mucho que me sorprende cómo Pegotito nos imita en todo. Cada cosa que hace o dice es un calco, a su manera, de nuestros actos, actitudes, estados de ánimo y palabras.
Hoy quiero hablaros de esto último, las palabras. Ya lo decía Richard Burton (¿será el actor?):
«Una palabra hiere más profundamente que una espada «
¿A quién no le han dicho alguna vez lo de «Fíjate la hija de Fulanito, lo bien que come, no como tú»? O «Es que vas hecha un desastre, no como la sobrina de Menganito, siempre de punta en blanco». Y el clásico «¡Levántate ya, hombre, que eres un vagueras!» ¿¿Pero por qué?? ¡¡Si es sábado!!
Sobre estas joyitas de frases trata este artículo de Psicologia-online.com al que quiero hacer referencia hoy. Se titula «Lo que nunca, y lo que siempre, deberías decir a tu hijo«. A modo de resumen, debemos reducir (si las eliminamos, mejor que mejor) las veces que decimos lo anterior y fomentar en su lugar los «Te quiero«, «gracias«, «perdóname» y «no te preocupes, lo volveremos a intentar«.
Yo no sé vosotras, pero me parece que se me va acumulando el trabajo con tantas recomendaciones. 😉
¿Qué os parece el listado? ¿Echáis alguna otra frase de más o de menos?