Lo veía venir, me lo pedía el cuerpo. ¿Cómo seguir si no tenía tiempo ni para mí misma?
Necesitaba parar una temporada, fluir, hacer lo que de verdad me apeteciera. Y así ha sido cómo he estado desaparecida del mundo blogueril durante estas 4 últimas semanas, aprovechando para echarme la siesta los fines de semana junto a mi pequeña saltamontes o ver series por las noches con mi santo esposo (estamos súper enganchados a Sons of Anarchy).
Me ha venido bien, lo reconozco. Pero también echo de menos escribir, leeros y comentar. Por eso no he podido resistir la tentación y…
Pero eso sí, mis apariciones estelares se dilatarán en el tiempo. Porque qué queréis que os diga, a mí la siesta me puede, y mucho. Y en ocasiones hay que elegir, máxime cuando tus ratos de asueto se reducen a la mínima expresión. Porque soy de esas mujeres y madres incapaces de sacar una hora al día para ellas mismas. En fin, no soy perfecta. 😉
Estaré por aquí, aunque quizás un poco más en la penumbra. Si me necesitáis, tan solo silbadme y ya voy. 🙂
Con cariño,
Diario de una mami