Después de una breve introducción histórica sobre Las Médulas y los romanos, hoy me detendré en los encantos de este acogedor pueblo y sus alrededores.
¿Qué hacer en el pueblo de Las Médulas?
Aula Arqueológica
Lo primero que te encuentras al llegar por carretera a Las Médulas es un aparcamiento lleno de coches y autocares y, justo al lado, el Aula Arqueológica. Si has decidido visitar la zona es porque te interesa la historia de la mina de oro, así que tu viaje comienza aquí. En el Aula te explicarán con todo detalle el por qué, el cómo, el cuánto, el quién y el cuándo. Si sales de ahí con dudas es porque quieres.
Ruta de La Cuevona y La Encantada
Súper recomendable esta ruta de senderismo que te conducirá hasta los impresionantes restos de dos de las galerías excavadas por los romanos para hacer explotar la montaña. Si quieres, podrás hacerla en grupo. Las visitas guiadas parten del centro de recepción de visitantes y, aunque nosotros somos mucho de ir por libres, la hicimos y nos encantó.
El camino te llevará, durante una hora aproximadamente, entre castaños centenarios, piedras cubiertas de musgo, zarzamoras donde engañar un poco al estómago y unos paisajes de impresión a los pies de las montañas rojizas tan características de la zona.
Si vas con niños, mejor en una mochila portabebés. Algunos tramos tienen bastantes piedras y no me imagino empujando el carrito o la silla por ahí. 😉
Senda del Lago Somido
Un paseo cortito (unos 15-20 minutos) y fácil, apto para todos los públicos, te llevará desde el centro del pueblo hasta el lago Somido. Como apunte histórico cabe resaltar que el lago ocupa uno de los canales de lavado o agogas que los romanos emplearon en su trabajo de separación del oro y el resto de materiales (los llamados estériles). De nuevo, las moras servirán de merienda a los peques, si vais en temporada, claro está. 😉
Recoger moras
No puedo saber a ciencia cierta las moras que nos habremos comido, pero cada vez que íbamos de paseo por los alrededores del pueblo nos poníamos finos. A Pegotito le volvían loca. Se metía varias en la boca de una vez, como si se la fueran a arrebatar de las manos. Menos mal que el KH7 quita todas las manchas, porque si no habríamos tenido que tirar unas cuantas camisetas…
Comer tarta de castañas
Como comentaba, la zona está llena de castaños. De hecho las castañas representan, para muchas familias, una fuente importante de ingresos. Así que no puedes irte de Las Médulas sin probar la tarta de castañas. O sí. Así tendrás la excusa perfecta para volver.
Y embutidos de El Bierzo 😛
Salivando estoy al recordar el sabor de la cecina, el jamón, el queso, el chorizo, el salchichón… Sin palabras. he debido engordar dos kilos al menos. Pero, sinceramente, a quién le importa, que diría Alaska. 😉
¿Y en los alrededores?
Mirador de Orellán
El espectáculo al que asistes desde el Mirador de Orellán no se puede describir con palabras. Para llegar hasta aquí podrás hacerlo andando, tomando alguno de los caminos que parten de Las Médulas o, si tu forma física no es muy buena o vas con niños pequeños, mejor en coche, atravesando el pueblo de Orellán y continuando por la carretera debidamente señalizada. Eso sí, nada ni nadie te evitará tener que recorrer a pie, una vez dejas el coche en el aparcamiento, el tramo final de unos 700 metros con una pendiente bastante pronunciada. Pero las vistas merecen la pena, ¿o no?
Dicen que el mejor momento para subir es la puesta de sol. No puedo dar fe de ello. A nosotros nos tocó un día nublado pero, ¿qué más da cuando lo que contemplan tus ojos es tan sublime?
En la base del mirador se encuentra la entrada a una parte de las galerías. Si os apetece adentraros en las profundidades de la montaña, ¡adelante! Nosotros no entramos. Llegamos cuando estaban cerrando y, además, nos daba cosa entrar con Pegotito.
Carucedo
A 4 km de Las Médulas se encuentra el pueblo de Carucedo. Interesante porque en su panadería podéis comer un pan de los de quitarse el sombrero.
También porque podréis visitar una réplica de una casa romana, una domus itálica y comprar avituallamiento en su «Autoservicio González» , que os sacará de más de un apuro. 😉
Lago de Carucedo
Carucedo resulta también recomendable por su lago, formado por la acumulación de materiales estériles de la mina.
Cuenta con un chiringhito y una zona de césped estupenda para que los peques puedan correr a sus anchas. Y para los amantes de las piraguas y las canoas también es perfecto, pues puedes alquilar una y adentrarte en sus aguas.
Villafranca de El Bierzo
Casi rozando con mis queridas terras galegas se encuentra Villafranca de El Bierzo, la pequeña Compostela, lugar de paso de peregrinos camino de Santiago y, también, fin del periplo para muchos. No en vano, en esta localidad los impedidos pueden alcanzar el Jubileo si acreditan que no pueden continuar su viaje. Eso sí, tendrán que atravesar para ello la Puerta del Perdón de la Iglesia de Santiago que, lamentablemente, solo se abre en Año Santo (hasta el 31 de diciembre de 2020 todo peregrino deberá llegar hasta la Catedral de Santiago para que le otorguen la «Compostela».).
Villafranca alberga muchos tesoros, que solo descubrirás si recorres sus calles adoquinadas que desprenden, todavia, un olor a épocas pasadas, con notas a palacios, oficios, armaduras, doncellas, caballos…
Recomendable visitar su castillo, al menos por fuera (es de titularidad privada), la Plaza Mayor, detenerse unos minutos en su puente medieval sobre el río Burbia y respirar ese ambiente reservado solo a lugares especiales.
Ponferrada
Lo nuestro tiene delito, poco, pero lo tiene. Nos acercamos a Ponferrada en dos ocasiones, pero no pasamos del Carrefour. ¿Nos mola el Carrefour más que a un tonto un lápiz? Pues no, pero era el lugar que nos pillaba más a mano para comprar avituallamiento. 😉 Lo malo de pasar unos días en un pueblecito tan pequeño como Las Médulas es que tienes que desplazarte en coche a poblaciones más grandes para comprar cualquier cosa. Y, al final, acabas harto de tanta carretera y tanto desplazamiento, así que prefieres otros planes.
En definitiva, que nos perdimos su castillo templario. ¡Con lo que me gustan a mí estas fortificaciones! 😦
Aunque, mirándolo por otro lado, tenemos la excusa perfecta para otro viajecito. Porque el invierno es muy largo y nos regalará días de sol que hay que aprovechar. 😉
Pues que pena que no vierais el castillo de Ponferrada pero lo que tu dices, en otra ocasión :).
Como decía en tu otro post, Las Médulas es un viaje que tengo pendiente e intentaré hacerlo en temporada de moras para pringarme yo también la camiseta, jeje. Y los embutidos del Bierzo! Qué maravilla. Me llevaba un cargamento cada vez que bajaba de Galicia hacia Madrid y otro a la vuelta. Era parada obligatoria en el camino :p. La tarta de castañas te lo querrás creer, no la he probado. Ya lo remediaré.
Un abrazo 🙂
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¡Tienes que probarla sí o sí! Está buenísima… Claro que…, los embutidos son difíciles de superar. 😉
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Qué buena pinta todo! Es una zona que me queda por descubrir.
Tendré en cuenta las recomendaciones por si alguna vez ponemos rumbo al norte (suena a promesa lejana jajaja).
Abrazo!
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¡A animarse entonces! 🙂
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Que chulo!! Cada vez me apetece mas!! A ver si al verano q viene nos animamos a la q vamos a ver a la familia q es de cerquita de León. Me encantan los paisajes y me quedo con ganas de probar la tarta de castañas.. Mmmm jejeje besote!!
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Me alegro de haberte despertado las ganas. 😉
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tengo muchísimas ganas de volver allí!!!! no voy desde niña!
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La verdad es que es un sitio precioso… Deseando estoy de volver. He sentido una paz como en pocos sitios…
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Que hermoso todo!!! Cuanto me gustaría visitarlo.
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