Últimamente tengo como una especie de ansia de hacer planes en familia. Llega el fin de semana y empiezo a pensar en actividades que podamos hacer los 3 para que Pegotito se lo pase pipa y piense que tiene unos padres divertidos y maravillosos. A veces se me olvida que solo tiene 19 meses (¡19 meses ya!) y que seguro que ya lo piensa, a juzgar por las carcajadas diarias que le provocamos. Menos mal que mi parte contratante me para un poco los pies. Porque si no, no sé muy bien dónde hubiéramos acabado…
Así que aprovechando el calor infernal buen tiempo que está haciendo últimamente, típico del mes en el que estamos, julio, digo mayo, nos liamos la manta a la cabeza y el pasado finde nos fuimos a pasar el día a Faunia. ¡Bah, menuda aventura!, pensarán algunos con desdén. Sí, tal vez. Tampoco es que nos hayamos embarcado en una expedición por el Amazonas o recorrido el Sáhara en 4×4, pero ¿cómo definiríais ir a una especie de zoo chiquitito cargados como mulas, rodeados de niños, carritos y demás fauna (nunca mejor dicho), con un terremotito que se escapa a todos lados y un calor de narices? Esto es aventura. Y no el programa de Jesús Calleja. 😉
Si no habéis estado nunca en Faunia, os diré que es tipo el zoo de Madrid, pero más pequeño, en el que los animales están distribuidos por zonas temáticas y ecosistemas, algunos de ellos organizados dentro de una especie de pabellones. Por ejemplo, el ecosistema polar es un recinto cerrado y techado donde puedes ver a los pingüinos y a otros animales de altas latitudes sobreviviendo en su interior. Y digo sobreviviendo porque a veces me paro a pensar en las condiciones en las que están y me da un poco de pena. Que no digo yo que no los cuiden bien, ni mucho menos, pero me da cosilla. Será que estoy sensible.
Si os animáis a ir algún día, os recomiendo que os hagáis con algún descuento, porque la entrada no es barata precisamente: las de adulto (a partir de 8 años) salen a 25€ por persona. Los menores de 3 años no pagan. Podéis comprarlas en su web de forma anticipada o el llamado Flexi Ticket, que todavía no me he enterado de cómo funciona: el precio fluctúa más que las mareas. O también, recurrir a los descuentos de Family Check o Urban Check. Ala, ahí os dejo algunas opciones. 😉 Eso sí, mejor comprar las entradas online para no tener que esperar cola.
Los que sí tuvimos que esperarla fuimos nosotros. Cada vez que hay que hacer cola, ya sea en el supermercado, para entrar a algún evento, en la taquilla del cine (cuando íbamos al cine), experimentamos en nuestras propias carnes la Ley de Murphy. Y entonces, no sabemos por qué, la fila donde estamos situados comienza a ralentizarse. Lo mejor es que empiezas a decir en voz alta frases del tipo «Pero por favor, ¿por qué tardan tanto? ¿Se han ido a fabricar el papel para imprimir la entrada?». Y al final empatizas con los que están situados delante de ti. Algún día haremos amigos en las filas. 😉
Una vez alcanzados los 45 minutos de cola… ¡Bieeeeen! ¡Estamos dentro! ¡Pistoletazo de salida!
Vimos animales de granja:
Mariposas grandísimas:
Cocodrilos:
Pero lo que más le gustó a Pegotito fueron los pingüinos:
Se creía que eran peces por aquello de que se tiraban al agua y nadaban, así que ella hacía el pez con su boquita.
Atención, aviso para padres: a la salida del ecosistema polar te topas con un parque infantil la mar de grande.
Nos dimos cuenta cuando Pegotito comenzó a gritar: «Taaaaa-teeeee». Traducción simultánea: par-que. ¡Noooo! No nos hemos gastado un pastizal para acabar en un parque, así que ¡continuemos!
En resumen, lo pasamos bien. Acabamos agotados, eso sí, pero con una experiencia más en la mochila de nuestra vida en familia. 😉
¡A por la siguiente!
Lo importante no es tanto que sea un aventurón lo que hacéis con la pequeña. Lo realmente satisfactorio es ver si sonrisa con cada cosa nueva que descubre. Tanto da si es el zoo o una gymkhana en casa. Me alegro eje lo pasarais bien.
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Pues sí, tienes toda la razón. Para ellos ahora todo es nuevo y disfrutan con cualquier cosa. Qué pena que nosotros hayamos perdido la capacidad de sorprendernos con el aleteo de una mariposa. 😉
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Eso es porque no eres un hombre. 🙂
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¡Jajaja! ¿Vosotros os sorprendéis más de todo?
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Tú no has visto a Homer Simpson? No es tan exagerado, pero nuestra simpleza algo ayuda, jaja
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¡Jajaja! 😉
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Qué chulo, pero me pasa lo que a ti, me dan mucha penica los animales encerrados, no puedo evitarlo. Lo de las colas es increíble, elijas la que elijas, se ralentiza sí o sí. Besos
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¡Jajaja! Lo nuestro con las filas es de traca. Nos miramos y nos partimos de la risa. O eso o te cortas las venas. 😉
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Tendré en cuenta tus recimendaciones!!! La verdad es q sin sitios caros pero lo de los animales les chifla!
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Sí, les vuelve locos. Garantía de éxito. ,)
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Tate fue con el cole, yo no lo conozco, cuando sean un poco más mayores probaremos. Aunque el otro día fueron a una granja-escuela y se lo pasaron genial!!! Otra opción! 😉
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Sí, ir a una granja escuela lo tengo en mente. Iré investigando para próximos findes, jeje. 😉
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A mi me encanta ir a este tipo de sitios! Gracias por la recomendación y por el aviso jejejej
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¡De nada! 😉
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Lo importante es pasarlo bien y descubrir nuevos espacios donde disfrutas con la familia.
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Pues sí, estoy totalmente de acuerdo. 😉
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Que bien se lo han pasado! Yo fui a Faunia hace bastante, cuando no tenía aun hijos y me gusto mucho! Tienen unos espectaculos a determinadas horas muy muy chulos! Me encantaria ir con mi hijo, pero Madrid nos queda muy lejos desde el norte…pero bueno, a ver si el año que viene nos damos una escapadita
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¡Claro! Pero no vengáis ahora, que estamos con unos calores… 😉
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Con lo que nos gustan por aquí los animalitos..para el año que viene ya tenemos 3 visitas a parques previstas, y la de faunia es otra que también quiero hacer jeje. Tengo que aprovechar mientras el niño quiera, que yo tampoco he visto nunca esas cosas.
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