No entiendo la costumbre tan extendida de coger a los bebés recién nacidos como si fueran pelotas, es decir, de pasárselos de persona a persona con el «¿Te vienes conmigo?» siempre por delante.
Me los imagino mirando a su alrededor, con sus pequeños ojos acostumbrándose a la luz del hospital, al mundo, mientras unos brazos extraños les separan del calor de su madre o su padre. Así, de repente y por sorpresa, sin poder decir esta boca es mía. 😉 Que sí, que los recién nacidos molan. Tienen ese olorcillo tan especial, desprenden ese calorcito, esa ternura, que no nos podemos contener, lo sé. Pero ahora que soy mamá me pongo en la piel de mi hija y me da por reflexionar sobre ésta y otras cuestiones.
Cuando crecen y tienen un poquito de uso de razón, de nada sirve que digan que «no» con la cabeza a la respuesta de «¿Te vienes conmigo?». Porque de igual forma, aunque pataleen y protesten, acabarán en los brazos de quien quiera cogerlos. Y, sinceramente, a mí esto me irrita sobremanera.
Me pregunto si no deberíamos escuchar más a nuestros hijos, respetar sus voluntades. Yo tengo clara la respuesta, pero algunas personas de mi entorno más cercano parece que no. Y seguirán preguntando a mi hija «¿Te vienes conmigo?», cuando en realidad quieren decir «Vas a venir conmigo por coj pelotas». Menos mal que Pegotito tiene mucho carácter y yo la ayudo siempre que puedo. 🙂
¿Qué opináis? ¿Vosotras también habéis vivido estas situaciones?
Yo estoy de acuerdo contigo. No me gusta que obliguen a mi hija a dar besos a desconocidos sólo porque sea lo que se espera de ellos. Normalmente, le pregunto a ella si quiere dárselo y si dice que no, pues es que no y me repatea los higadillos que la gente insista. Si a mi un desconocido me dice: anda, tonta, dame un besín, le planto una torta en toda la cara, a ver porque una niña de tres años no va a tener el mismo derecho que yo…
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Sí, lo de los besos forzados es de traca… Pegoti todavía no da besos, solo pequeños mordisquitos y a personas muy bien seleccionadas. 🙂
¡Jaja! Lo del tortazo en la cara me ha encantado.
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