No sé por qué motivo o razón, pero parece que hemos vuelto hacia atrás en el tiempo en lo que a dormir se refiere. Desde hace un par de noches Pegotito está más que rebelde y empachosa a última hora de la tarde y el momento de irse a la cama nos cuesta sudor y lágrimas.
No hemos cambiado la forma de hacer las cosas ni un ápice. Cenamos alrededor de las 20:30 para compartir mesa los 3, sobre las 21 o 21:10 nos vamos a la habitación, jugamos un poco, decimos adiós a las cortinas, los muebles y los muñecos, papá apaga la luz, doy de mamar a Pegoti y… Hasta hace dos días la tumbaba en su cuna después de comerla a besos, daba alguna muchas vueltas hasta que cogía la postura y se dormía, destapada, eso sí. Ahora ha cambiado las vueltas por los chillidos y las patadas, que cesan cuando la cojo pero que vuelven cuando decido meterla con nosotros en la cama (¡muero de amor cuando dormimos los 3 juntos! Peeeero he de reconocer que no es lo más cómodo, porque se empieza a pegar a mí, a babearme, a ponerme el culo en la cara… ¡Un cuadro, vaya! 😀 ).
Solo quiere estar en brazos por la noche, concretamente en los míos, pero tengo un defecto: no puedo dormir de pie. Servidora no es perfecta… 😉 Así que, con todo el dolor de mi corazón, cuando me he cansado de acunarla varias veces y de probar a acostarla dormida y contemplar, temerosa, cómo abre el ojo, tengo que dejar que llore un poco. 😦 A los pocos minutos cae rendida, claro, pero me da muuuucha pena. Y no, no me sirve ni cogerla de la mano, ni acariciarle la tripita ni las piernas, porque me fríe a patadas la tía.
En fin, que ahora, con sus casi 17 meses, parece que estamos retrocediendo atrás en el tiempo, a lo Michael J. Fox. Volvemos a experimentar el curioso “síndrome de la cuna de pinchos”, como lo bauticé en su día. Espero que la cosa mejore y tanto ella como nosotros podamos descansar mejor y no temer estos momentos. Y vosotras, ¿cómo vais con los ritmos de sueño de vuestros peques?
Ufff, nuestra odisea con el sueño mejor no te la cuento porque te resultaría increíble y porque me he propuesto no volver a escribir sobre ello. Veremos si soy capaz de cumplirlo 😉
Lo que si te digo es que a Alvaro le cuesta un horror dormirse, pero poco a poco nos vamos adaptando y acoatumbrando. Piensa que esto que tanto te cuesta lo echarás de menos algún día.
Besitos y ánimo
Me gustaMe gusta
Sí, eso me digo a mí misma, que algún día lo echaremos de menos. 😉
La verdad es que hemos mejorado estos días. Quizá Pegotito estaba molesta por los dientes: creo que le ha asomado otro. 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Yo tengo pendiente escribir algún post concreto sobre el tema, porque la cosa da para mucho. Mi Enana me hizo la vida imposible casi hasta el año, con cinco, seis y hasta ocho despertares por noche…. Y sin siestas de más de 40 minutos! Luego empezó a regularse y un poco antes de los dos años empezó a dormir del tirón. Eso sí, ha sido nacer su santa hermana y vuelta atrás. Jodía maquina del tiempo!!!!!
Me gustaMe gusta
¡Madre mía! 😦 Esto de dormir, o mejor dicho, lo de no dormir, es lo que peor llevamos, creo yo. ¡Es matador!
Cuando te animes a escribir el post estaré encantada de leerlo. 😉
¡Un abrazo!
Me gustaMe gusta